lunes, 17 de febrero de 2014

José Salvador Alvarenga . DE REGRESO A SU PATRIA NATAL



Guarda silencio. José Salvador Alvarenga no dijo nada al ser presentado a los medios de comunicación en el aeropuerto de El Salvador.
El náufrago salvadoreño José Salvador Alvarenga pudo explicar su viaje a las primeras personas que encontró en las islas Marshall gracias a algunas palabras de español aprendidas por los isleños con la caricatura “Dora la exploradora”, según confirmó este fin de semana un estudio norteamericano.

Alvarenga llegó al atolón Ebon al sur de las remotas islas Marshall hace dos semanas, 13 meses después de zarpar de México en una lancha de pesca de 7 metros de eslora en material de fibra de vidrio, cuyos motores se averiaron y se quedaron sin hélices.

El náufrago, que llegó al archipiélago vistiendo apenas un calzoncillo hecho jirones, y con el cabello y la barba muy crecidos, aseveró que había sobrevivido alimentándose de aves y tortugas que cazaba con la mano, bebiendo agua de lluvia, su propia orina y la sangre de los quelonios.

Sin embargo, hasta el momento se desconocía casi todo de sus primeros encuentros con los habitantes de Ebon.

Alvarenga “consiguió arrastrar su embarcación a nado” hacia la orilla de una isla del atolón el 29 de enero en la noche, explicó la alcaldesa de Ebon, Ione de Brum.

El náufrago, cansado, se durmió en la arena, donde el canto de los gallos lo despertó al alba. En la isla vecina en la que desembarcó el náufrago, separada por un brazo de mar de pocos metros, sus dos únicos habitantes, Amy Libokmeto y Russell Laijedrik, vieron a un hombre que gritaba en una lengua incomprensible y agitaba los brazos con un cuchillo en la mano.

“No teníamos miedo, pero estábamos sorprendidos”, indicó Libokmeto. “Fuimos hacia él. Yo le decía algunas palabras en inglés señalando el cuchillo y diciéndole: ‘Déjalo, déjalo’”, añadió.

Alvarenga, con el pelo largo y hambriento, dejó inmediatamente el cuchillo y “se desmoronó en la playa”, apuntó la habitante.

Los dos isleños le prepararon panqueques, mientras el hombre escribía en un papel algunas palabras. Laijedrik tomó el escrito y se dirigió a la isla principal del atolón para alertar de la presencia del náufrago.

La alcaldesa del atolón reunió a un pequeño grupo formado por el responsable sanitario, el jefe de la Policía y la única extranjera residente en Ebon, una estudiante noruega de antropología, y se dirigió con algunas provisiones de cocos y bananas.

El hijo de la alcaldesa conocía algunas palabras de español, que aprendió “viendo con sus hijos los dibujos animados de ‘Dora la exploradora’ en televisión”, explicó De Brum. Con estas nociones y los dibujos trazados por el náufrago, el grupo comprendió finalmente su historia.

Los diplomáticos que estuvieron con el náufrago tras su rescate indicaron que su testimonio era coherente con sus afirmaciones y con los informes sobre su desaparición en México.

Las autoridades de México corroboraron hoy la veracidad de la historia contada por el pescador salvadoreño, José Alvarenga, quien asegura que pasó más de un año a la deriva en el Pacífico en una pequeña embarcación.

"Sabemos que la compañía pesquera para la que trabajaba José Alvarenga presentó un parte de su desaparición frente a las autoridades mexicanas en noviembre de 2012, lo cual corrobora la historia del náufrago", dijo a Efe el embajador de México en Filipinas, Julio Camarena, en una entrevista telefónica.

Alvarenga, hallado la semana pasada en un remoto atolón de las Islas Marshall, explicó que había zarpado de México a finales de 2012 en una expedición de pesca de tiburones pero que una tormenta alejó de la costa su embarcación de siete metros y le dejó a la deriva en el Pacífico.

El embajador indicó que la condición física de Alvarenga es la que cabría esperar de alguien que ha estado más de un año a la deriva en alta mar: "Está lánguido y muy débil".

"Lo poco que se ha visto en los medios es una fotografía en la que el náufrago aparece con ropa que le queda muy grande, pero nuestro personal que se ha desplazado hasta las Islas Marshall me confirma que José Alvarenga está debilitado, desnutrido, con las piernas inflamadas y la espalda lastimada", explicó.

El diplomático mexicano no pudo concretar la fecha en la que el salvadoreño será trasladado hasta Honolulu, en las islas Hawái, y luego a El Salvador.

"Hasta que no se nos dé el beneplácito médico, no se le puede trasladar a Honolulu, y aun no está en condiciones de viajar. No sabemos exactamente cuándo será, pero no parece que vaya a ser mañana", insistió el embajador.

Por otra parte, Camarena apuntó que tras la alegría inicial de haber llegado a tierra el estado de ánimo del salvadoreño sufre altibajos.

"En el momento en el que llegó estaba exhuberante por haber sobrevivido, pero ahora hay momentos en los que está contento y otros en los que está más deprimido", comentó el embajador.

Alvarenga zarpó supuestamente junto a un compañero llamado Ezequiel que, según la versión del superviviente, murió unos meses después en alta mar.

El marinero, de quien inicialmente se dijo que era mexicano, es oriundo de la localidad salvadoreña de Garita Palmera y su último domicilio estaba en Costa Azul, en el estado mexicano de Chiapas, de acuerdo a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.

El pasado 30 de enero, el barco reapareció en un arrecife cerca de Ebon, un remoto atolón de las Islas Marshall, donde los lugareños encontraron a Alvarenga y tuvieron problemas para comunicarse con él, ya que éste solo hablaba español.

Las autoridades de las Islas Marshall enviaron un barco a Ebon para trasladarlo a la capital Majuro para efectuarle una revisión médica.

Alvarenga aseguró que sobrevivió tantos meses en alta mar bebiendo sangre de tortugas cuando le faltaba agua de lluvia y comiendo quelonios, aves y peces que cazaba con las manos.


México: Padre de náufrago muerto busca respuestas

El padre de un hombre que murió en una embarcación de pesca aún tiene preguntas sin responder después de hablar por teléfono con un náufrago salvadoreño que estuvo con su hijo y que supuestamente sobrevivió 13 meses a la deriva en el Pacífico.

Nicolás Córdoba Cruz, padre de Ezequiel Córdoba Ríos, de 23 años, dijo que habló con el salvadoreño José Salvador Alvarenga pero ahora quiere conocerlo en persona, reportó el sábado el periódico El Paso Times (http://bit.ly/M2pc5N).

"Ezequiel le dijo (a Alvarenga) que le dijera a sus hermanos que cuidaran de su madre y que me dijera que él iba a estar bien", dijo Córdoba Cruz a El Paso Times.

En sus declaraciones al periódico desde Ciudad Juárez, donde vive, Córdoba Cruz sollozaba mientras sostenía las únicas dos fotografías que tiene de su hijo.

La pequeña embarcación de Alvarenga llegó a las Islas Marshall a principios de este mes, donde describió un recorrido de 10.500 kilómetros (6.500 millas) desde México a través del Pacífico, que comenzó cuando la embarcación perdió el rumbo debido al mal tiempo.

Los médicos han dicho que su salud física es sorprendentemente buena, aunque mostraba fragilidad mental. Alvarenga ha dicho que sobrevivió comiendo pescado crudo, tortugas y sangre de pájaros.

Alvarenga dijo que Córdoba Ríos murió aproximadamente un mes después que quedaron a la deriva porque no pudo comer los animales. Córdoba Cruz dijo que Alvarenga le informó que arrojó el cadáver de su hijo por la borda.

Córdoba Ríos y sus tres hermanos vivieron con su padre en Juárez hasta principios de 2012, cuando regresaron a su poblado natal en la costa del estado mexicano de Chiapas.

"Estaban hartos de que los pandilleros los molestaban y los atacaran", declaró al periódico Lucía Córdoba Cruz, tía de Córdoba Ríos.

Cinco días después que Córdoba Ríos no regresó con Alvarenga de su salida a pescar tiburones, la familia en Chiapas reportó su desaparición y comenzó a buscarlo, agregó la tía.

"Nuestra familia lo buscó en el mar, en otros pueblos, siempre con la esperanza de encontrarlo", afirmó, agregando que pusieron fin a la búsqueda unas tres semanas después, en diciembre de 2012.

A su padre, que había estado enfermo y lo habían operado varias veces, no se le dijo sobre la desaparición del hijo durante varios meses más.

"Pensé que el bote se había hundido en el mar", señaló Córdoba Cruz.

Sin embargo, ahora, después de hablar con Alvarenga, tiene interrogantes sobre la historia. Aunque dijo creer lo que dice el salvadoreño, necesita hablar con él en persona para estar seguro.

"Me pidió perdón porque no pudo hacer nada por Ezequiel", dijo el padre mientras daba detalles sobre la conversación telefónica del 7 de febrero.

"Tal vez las autoridades creen que es suficiente tener una explicación telefónica sobre lo que ocurrió", agregó. "Pero eso no duele tanto como el dolor que siento al saber que no volveré a ver a mi hijo".

El Paso Times reporta que la familia escribe el nombre como Córdova, mientras que The Associated Press lo ha reportado como Córdoba.

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